Se dice que al país de los papanatos y retorcidos una mujer de mediana edad llegó; a escasa luz, meditabunda y cansada. En sus brazos cargaba a un niño, parecía ser su hijo. Era 24 de enero de 1979 cuando Maria Fernanda de Casa Negra y Carbón Quemado pisó por primera vez aquel sucio e indescriptible “Manotas” local de aquel pueblo San Bernandino ahí nomás a unos kilómetros de la capital del país que ni el nombre pienso acordarme.
La mujer se encontró rodeada y acalorada por las curiosas miradas de aquellos seres excéntricos que parecían desnudarla con las miradas de interrogación. Hace menos de un mes llegaron los rumores, de un pueblo vecino de nombre Tincutuna, que el más fuerte de de sus colonos había cometido uno de los crímenes más bajos y viles que un ser puede llegar a cometer en este mundo. Se trata, nada más y nada menos, de don Pocholo Sinecio, un vagabundo de unos 30 años.
Se cuentan mil y un historias de este mágico ser ya que dentro de uno de sus muchos oficios se dedicó a la fabricación de los peculiares bacines, labor que le inspiró la abuela paterna.
Después de haber divagado en la afamada vida de este señor, volvamos a lo nuestro. ¿Cuál era el vínculo que Carbón Quemado mantenía con Sinecio? en una de sus visitas al pueblo de ella este logró congregar una multitud, casi de casualidad que por llamado a viva voz. No existía el tema principal de la bien llamada curiosidad o chismorreo del pueblo por querer codearse con este bandolero. Entre las presentes María Fernanda sonreía, con los ojos luminosos y vibrantes de emoción, al tener frente a ella al ser que su dios le había regalado los dones de insensatez que para mujeres como ella pueden resultar nobles de no tratarlo a fondo.
Pocholo que tenía los cinco sentidos súper desarrollados logró captar en ella a una presa fácil e ingenua que sucumbiría ante sus vanos encantos. Esa misma noche se reunieron al desaparecer aquel gentío inoportuno para los dos. Es ahí donde se inicia el derroche y el andar por caminos misteriosos, siniestros e inimaginables para ambos.
Con la mirada seductora decorada por los ojos casi vacunos y enlazados por las pestañas estilizadas, nuestro gran hombre, se acerca a la víctima para iniciar un ritual poco ensayado, considerando su experiencia en estos asuntos.
A ella apenas se le siente, es como un copo de helado que cae al piso y con suerte se oye el débil sonido del golpe contra el piso. Su figura fantasmal y a medias intimida a pocholo que como nunca le tiemblan la voz y las manos. Será que no tiene absolutamente nada que decir, con su figura escuálida reflejada en la tierra, como nunca esa noche la luna estuvo majestuosa.
Carbón Quemado se entregó más que en cuerpo y alma sin temor o no volverlo a ver. Como en Siddhartha engendraron al fruto del recuerdo de aquel volátil momento.
Nueve meses después la semilla germinó haciéndose presente a los pocos días de nacido en el “Manotas”, madre e hijo emprendieron la ruta hacia la degradación emocional así como la crítica destructiva de todo papanatas y manotas. La sorpresa fue aun más corrosiva, sarcástica, virulenta e infinidad de sinónimos para el impredecible padre que al enterarse, esa misma noche, de la noticia su reacción fue contraria a la q pensó el público presente. El macho de figura escuálida y poco musculosa, pero fortachón, se derrumbo ante el calor de los rumores.
Esta minúscula parodia ha sido inspirada en aquel ser que hace agujeritos en las paredes de su cuarto para observar a… Sólo sé que vive en la urbanización San Joaquín y es colaborador de don Gabino, ambos creadores de doña Tiny the Frotz.
La mujer se encontró rodeada y acalorada por las curiosas miradas de aquellos seres excéntricos que parecían desnudarla con las miradas de interrogación. Hace menos de un mes llegaron los rumores, de un pueblo vecino de nombre Tincutuna, que el más fuerte de de sus colonos había cometido uno de los crímenes más bajos y viles que un ser puede llegar a cometer en este mundo. Se trata, nada más y nada menos, de don Pocholo Sinecio, un vagabundo de unos 30 años.
Se cuentan mil y un historias de este mágico ser ya que dentro de uno de sus muchos oficios se dedicó a la fabricación de los peculiares bacines, labor que le inspiró la abuela paterna.
Después de haber divagado en la afamada vida de este señor, volvamos a lo nuestro. ¿Cuál era el vínculo que Carbón Quemado mantenía con Sinecio? en una de sus visitas al pueblo de ella este logró congregar una multitud, casi de casualidad que por llamado a viva voz. No existía el tema principal de la bien llamada curiosidad o chismorreo del pueblo por querer codearse con este bandolero. Entre las presentes María Fernanda sonreía, con los ojos luminosos y vibrantes de emoción, al tener frente a ella al ser que su dios le había regalado los dones de insensatez que para mujeres como ella pueden resultar nobles de no tratarlo a fondo.
Pocholo que tenía los cinco sentidos súper desarrollados logró captar en ella a una presa fácil e ingenua que sucumbiría ante sus vanos encantos. Esa misma noche se reunieron al desaparecer aquel gentío inoportuno para los dos. Es ahí donde se inicia el derroche y el andar por caminos misteriosos, siniestros e inimaginables para ambos.
Con la mirada seductora decorada por los ojos casi vacunos y enlazados por las pestañas estilizadas, nuestro gran hombre, se acerca a la víctima para iniciar un ritual poco ensayado, considerando su experiencia en estos asuntos.
A ella apenas se le siente, es como un copo de helado que cae al piso y con suerte se oye el débil sonido del golpe contra el piso. Su figura fantasmal y a medias intimida a pocholo que como nunca le tiemblan la voz y las manos. Será que no tiene absolutamente nada que decir, con su figura escuálida reflejada en la tierra, como nunca esa noche la luna estuvo majestuosa.
Carbón Quemado se entregó más que en cuerpo y alma sin temor o no volverlo a ver. Como en Siddhartha engendraron al fruto del recuerdo de aquel volátil momento.
Nueve meses después la semilla germinó haciéndose presente a los pocos días de nacido en el “Manotas”, madre e hijo emprendieron la ruta hacia la degradación emocional así como la crítica destructiva de todo papanatas y manotas. La sorpresa fue aun más corrosiva, sarcástica, virulenta e infinidad de sinónimos para el impredecible padre que al enterarse, esa misma noche, de la noticia su reacción fue contraria a la q pensó el público presente. El macho de figura escuálida y poco musculosa, pero fortachón, se derrumbo ante el calor de los rumores.
Esta minúscula parodia ha sido inspirada en aquel ser que hace agujeritos en las paredes de su cuarto para observar a… Sólo sé que vive en la urbanización San Joaquín y es colaborador de don Gabino, ambos creadores de doña Tiny the Frotz.
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