lunes, 9 de marzo de 2009

Y regresó

Lo primero que se me viene a la mente son pues algunos cálculos, propios de una austera y tacañera economía mantenida aún por mis padres en lo que respecta a propinas. Y es que en mi celular, el número del Paich volverá a ser digitado por mis menudos dedos de manera cotidiana. Y así un gasto más a mi saldo gratuito cada mes. Bah! Qué importa. En tiempos de capitalismo, la amistad es una de las pocas cosas no tangibles que no están sujetas a las reglas de la insensible oferta y demanda yanqui. Así, qué importa acabar con todo tu saldo si tus dos mejores amigos usan la línea competidora a la que tu tienes: la amistad es ciega ante lo pragmático, es uno de los pocos valores, si no el único en estos tiempo de crisis yuppie.

Así, volverán aquellas llamadas interminables para narrarle las nuevas del día, el chismorreo hecho oralidad, directo en directo. Y es que el Paich ya vino, y con él, un hermano sobre el cual apoyarse en momentos de flaqueza y debilidad. También, volverán aquellas tardes en las que recorríamos kilométricamente las calles de Lima, mientras yo parloteaba con mi discursillo caviarón y Carlos me sentenciaba de rojo. Aquellos viernes en las que, junto a Mario, nos inoculábamos en la Warrioneta, cual cofradía que trama sus artimañas del fin de semana, y- cómo no - a narrar nuestras experiencias desventuradas, no vacías de fracaso con el sexo opuesto.

El Paiche ya están en tierras peruanas. Aún, parece, no asimila el clima cambiante, plomizo, grisáceo e ingrato de Lima. Pero un abrazo de bienvenida bastó para darnos cuenta que la amistad perdura a pesar de que el tiempo dilate algunos viajes más que otros.

Son las cuatro y cuarenta de la mañana. Estas líneas, como las del primer post, han sido producto de la hermandad que he enlazado con la persona a quien va dedicado este menudo espacio electronal. La primera vez, al menos, de estas líneas y a esta hora. Pero valió la pena. Una amistad lo vale así. La amistad: he ahí uno de las (pocas) cosas no contaminadas aún del capitalismo, por más messenger y facebook que exista.

Bienvenido Paich...

domingo, 22 de febrero de 2009

Crema de mi vida: Universitario 1- 0 San Lorenzo


Mi hermano:

Si hubo algún partido que, definitivamente, no te has debido de perder, pues, ha sido el de este último jueves. Cuando la U, ese equipo por cuya pasión compartimos.

Fue un partido de copa, ante San Lorenzo de Almagro. Sobre el papel, lo lógico, lo esperable era que ganara el equipo argentino. La historia manda. Pero, ese jueves, la crema le dio la vuelta a la historia. Al menos por esa noche.

Con Ñol como eje del equipo crema, la hinchada se ilusionaba con los pases que mandaba para un Calheira en su primer partido oficial y un errático Piero Alva, a quien sus ansias lo terminaron desesperando durante todo el partido. La U no pareció el típico equipo peruano timorato, sino todo lo contrario: eran once guerreros con cuchillos entre los dientes y una mirada que no dejaba resquicios de dudas. Y es así que a los veinte minutos del primer tiempo, una pelota que llegó a los pies de Solano fue mágicamente otorgada hacia Calheira. Este la picó hacia el punto de penal cuando el defensa de San Lorenzo, Jhonatan Botinelli lo barrió y el brasilero solo atinó a caerse. Penal. Tarjeta roja para Botinelli. La euforia en el Monumental en su punto más álgido. Silencio. Ñol pidió el balón, lo acomodó, pateó hacia la izquierda y gol!. Gol crema y el Monumental estalló.

Después del gol y de la expulsión, la crema atacó y atacó. En ese sentido, el espíritu de juego de Miguel Torres por la banda derecha simbolizaba a esa U aguerrida pero ordenada. Que no miraba al enemigo extranjero con la cabeza gacha y con tímidez. Era, como dijo Reynoso al final del partido, un equipo de Copa Libertadores. Miguel Torres corría por todo la banda derecha, se daba autopases y también corría para los precisos servicios de Solano. La U tuvo para más goles. Pero, como todo equipo equipo made in Perú, la crema no fue la excepción e hizo desesperar, sufrir y sudar a su hinchada. Atacó como nunca jugó como siempre. Y así, terminaba un primer tiempo con ese saborcito agridulce. El hincha quería sonreír pero no podía festejar. Sabía que al frente, estaba San Lorenzo. No había que pestañear ni un segundo.

En el segundo tiempo, el partido fue abismalmente distinto al primer tiempo. San Lorenzo, a pesar de tener un jugador menos en la cancha, comenzaba a invadir el campo crema sin el complejo del típico visitante que viene a defender el cero en su arco. Santiago Solari, el indiecito aquel ex jugador del Real y Atlético de Madrid, fue el que pedía los balones y los repartía hacia los centrodelanteros. El silencio en la tribuna- otra característica hecha en Perú por cierto- no se hizo esperar. El Monumental hacía mutis.

Mientras tanto, los comentaristas de Fox Sports parcializaban - cómo no- sus comentarios: "San Lorenzo ya empató". Y parecía que los cuervos hacían eco aquellos comentarios con sus constantes ataques. Todo hacía indicar que venía el empate y después la volteada. El 1 a 2. Y lo de siempre. En el segundo tiempo, la U parecía haber dejado su físico en el camerín, porque a la primera jugada las piernas pedían auxilio. Y la silbatina en la hinchada merengue era cómplice del mute. Lo raro es que Reynoso solo atinaba a dar indicaciones, mas no a hacer cambios. La hinchada reclamaba eso. Pero Reynoso no se deja llevar por la emoción. No trabaja para la hinchada. Pragmático hasta la muerte, el ex técnico del Coronel Bolognesi les daba ánimos y confianza a sus jugadores. Solano podía apenas respirar. Y es que hace buen tiempo no jugaba un partido completo. Igual hacía lo que podía. Dirigía desde la cancha. El cambio de Juan Manuel Perillo, el supuesto 9 argentino de la U, no refrescó en nada al equipo. Encima, una lesión a los minutos de su entrada desperdició la oportunidad de pensar en otra mejor alternativa. Orejuela tal vez. Más bien, el ingreso de Johan Vásquez sí que ayudó. Ese ingreso despertó a Solano. Por fin encontró a alguien con quien maniobrar paredes y pases sin mirar.

Los últimos diez minutos la U recuperó el aire. Tuvo dos oportunidades de gol claras. Una en la que Johan Vásquez se llevó a un jugador argentino y lo quebró en la raya de la banda izquierda. Se animó a hacer la diagonal y centró. Miguel Torres cabeceó pero justo un defensa argentino rechazó el balón. El arquero ya se había rendido. Minutos adicionados más y el pitazo final. La U con sufrimiento pero ganó. Eso era lo importante. Los tres puntos se quedaron en casa. Algo que deberíamos acostumbrar más seguido...

P.D. Paich come back. Warrio and I miss you!!! Qué tal facundo!! jaja! Paich come back!!

jueves, 5 de febrero de 2009

La otra versión de la noche de los dones

Se dice que al país de los papanatos y retorcidos una mujer de mediana edad llegó; a escasa luz, meditabunda y cansada. En sus brazos cargaba a un niño, parecía ser su hijo. Era 24 de enero de 1979 cuando Maria Fernanda de Casa Negra y Carbón Quemado pisó por primera vez aquel sucio e indescriptible “Manotas” local de aquel pueblo San Bernandino ahí nomás a unos kilómetros de la capital del país que ni el nombre pienso acordarme.

La mujer se encontró rodeada y acalorada por las curiosas miradas de aquellos seres excéntricos que parecían desnudarla con las miradas de interrogación. Hace menos de un mes llegaron los rumores, de un pueblo vecino de nombre Tincutuna, que el más fuerte de de sus colonos había cometido uno de los crímenes más bajos y viles que un ser puede llegar a cometer en este mundo. Se trata, nada más y nada menos, de don Pocholo Sinecio, un vagabundo de unos 30 años.

Se cuentan mil y un historias de este mágico ser ya que dentro de uno de sus muchos oficios se dedicó a la fabricación de los peculiares bacines, labor que le inspiró la abuela paterna.

Después de haber divagado en la afamada vida de este señor, volvamos a lo nuestro. ¿Cuál era el vínculo que Carbón Quemado mantenía con Sinecio? en una de sus visitas al pueblo de ella este logró congregar una multitud, casi de casualidad que por llamado a viva voz. No existía el tema principal de la bien llamada curiosidad o chismorreo del pueblo por querer codearse con este bandolero. Entre las presentes María Fernanda sonreía, con los ojos luminosos y vibrantes de emoción, al tener frente a ella al ser que su dios le había regalado los dones de insensatez que para mujeres como ella pueden resultar nobles de no tratarlo a fondo.

Pocholo que tenía los cinco sentidos súper desarrollados logró captar en ella a una presa fácil e ingenua que sucumbiría ante sus vanos encantos. Esa misma noche se reunieron al desaparecer aquel gentío inoportuno para los dos. Es ahí donde se inicia el derroche y el andar por caminos misteriosos, siniestros e inimaginables para ambos.

Con la mirada seductora decorada por los ojos casi vacunos y enlazados por las pestañas estilizadas, nuestro gran hombre, se acerca a la víctima para iniciar un ritual poco ensayado, considerando su experiencia en estos asuntos.

A ella apenas se le siente, es como un copo de helado que cae al piso y con suerte se oye el débil sonido del golpe contra el piso. Su figura fantasmal y a medias intimida a pocholo que como nunca le tiemblan la voz y las manos. Será que no tiene absolutamente nada que decir, con su figura escuálida reflejada en la tierra, como nunca esa noche la luna estuvo majestuosa.
Carbón Quemado se entregó más que en cuerpo y alma sin temor o no volverlo a ver. Como en Siddhartha engendraron al fruto del recuerdo de aquel volátil momento.

Nueve meses después la semilla germinó haciéndose presente a los pocos días de nacido en el “Manotas”, madre e hijo emprendieron la ruta hacia la degradación emocional así como la crítica destructiva de todo papanatas y manotas. La sorpresa fue aun más corrosiva, sarcástica, virulenta e infinidad de sinónimos para el impredecible padre que al enterarse, esa misma noche, de la noticia su reacción fue contraria a la q pensó el público presente. El macho de figura escuálida y poco musculosa, pero fortachón, se derrumbo ante el calor de los rumores.

Esta minúscula parodia ha sido inspirada en aquel ser que hace agujeritos en las paredes de su cuarto para observar a… Sólo sé que vive en la urbanización San Joaquín y es colaborador de don Gabino, ambos creadores de doña Tiny the Frotz.